La curiosidad mató al gato

Hoy he descubierto que quien yo creía que fue mi primer amor tan solo es un mal recuerdo grabado con la tinta equivocada, quien yo creía que era mi mejor amigo tan solo es una marioneta de otra historia mal contada.

Que lo que yo creía que era mi mayor sueño solo es lo que otros querían que yo pensara…

Esta vez el personaje se revela contra su escritor y narra su propia historia, no empezará con “érase una vez…” y mucho menos acabará con “…y fueron felices y comieron perdices”. No prometo ni grandes historias de amor ni tampoco aventuras vibrantes que no dejen dormir, solo prometo una vida que será vivida al gusto del consumidor, una vida en la que cada segundo cuente, hasta el final; en la que cada momento sea considerado un “regalo” de esos que no puedes descambiar, suerte si te gusta, pero que tendrás que aprender a querer si no te gusta.

La vida, amigos, eso que no pediste, pero que sin embargo te niegas a devolver.

Me gustan las barbas, la sal en mis labios, el sol reflejado en las pieles blancas, la sensación de mareo, deshojar margaritas, esconderme, discutir, las motos, los mercadillos medievales y sus gentes, el olor a gasolina, decir lo contrario de lo que pienso, recitar poemas a la luz de las velas, vestirme de verde, el sonido de las gaitas, las voces roncas, los desgreñados, seguir a distintos coches para ver a donde me llevan, inventarme historias totalmente imposibles, ver fotos antiguas, el olor de los recuerdos, los detalles tontos e insignificantes, los mensajes en botellas, el senderismo, la gente rara, descubrir las zonas que nadie visita de las ciudades, gritar hasta quedarme sin voz, buscar gamusinos, aprender canciones casi imposibles de recordar, comer la masa de las croquetas, reirme con cosas que no tienen gracia, Bigfish, Scotland, las personas tímidas y patosas, los misterios sin resolver, África, descubrir los secretos escabrosos de la gente sin que esta se entere, recordar...