De repente estábamos los dos corriendo desnudos en medio de un campo lleno de margaritas y nos acercábamos poco a poco a lo que parecía una selva. Nos tumbamos en medio de la nada sin importarnos que la naturaleza salvaje nos mirara con sus grandes ojos. Estábamos haciéndonos poco a poco uno cuando de repente nuestro alrededor estalló en un millón de puntos de color. Los puntos se quedaron gravitando durante horas fundiéndonos en el clímax mientras recitabas con sudor en los labios unos versos de Walt Whitman. Cogiste mi mano y con cada caricia en cada dedo despegamos un poco más, de repente estábamos solos en el universo y esos puntos incandescentes eran estrellas. Y por fin, el universo, tú y yo fuimos uno y sentiste como nunca más podría haber nadie más.
We're gonna start a fire...
We're gonna start a fire...
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